Solucionar conflictos en empresas

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La competitividad en los entornos laborales es algo básico en todos los tipos de empresa. Sea una PYME o una gran multinacional. Y bien entendida, puede ser un complemento muy positivo para el desarrollo y el crecimiento del negocio. Pero aún más importante que la competitividad es el ambiente en el trabajo. Un buen ambiente laboral aumenta la felicidad y la productividad de sus empleados. Por eso, la resolución de conflictos en empresas es uno de los pilares para cualquier emprendedor y se ha convertido en un tema capital para las empresas. Frases para resolver conflictos puede haber muchas. Pero debemos centrarnos más en la prevención y la mediación. Ya que, en estos casos, son  las armas más poderosas para tratar de garantizar el mejor funcionamiento posible. 

Si hay una buena planificación de negocio y una buena estrategia de contratación, muchos de los conflictos de empresa se pueden prever aplicando las medidas correctas. Sin embargo, también pueden surgir otros de forma inesperada, por lo que siempre hay que estar atento y contar con un plan de actuación en cada caso.

Cómo resolver conflictos laborales

No hay un mantra o una guía definitiva para resolverlos, pero sí que podemos analizar los puntos más importantes a la hora de trabajar en la prevención y sobre todo, en su resolución. Recuerda que cuanto antes se aborde el problema, más posibilidades hay de resolverlo.

  1. Detectar el conflicto: Lo primero es detectar y conocer el problema. Por qué ha surgido y en qué estado se encuentra actualmente.
  2. Conocer los diferentes puntos de vista: Lo siguiente será identificar a las personas implicadas (o departamentos) y hablar con ellas por separado para conocer los dos lados de la historia y entender sus diferencias. Hay que procurar generarles un clima de privacidad y confianza para que puedan explayarse con claridad y sinceridad. De esta manera, podría ser capaz de identificar las principales causas y tener una primera idea de cómo abordarlo.
  3. Analizar y buscar las posibles soluciones: De forma conjunta, la persona que esté ejerciendo de mediador y el responsable de la compañía deben pensar en posibles remedios. Hay que tener en cuenta que el objetivo siempre debe ser encontrar alternativas para resolver el problema y llegar a una conclusión con la que ambas partes se puedan mostrar conformes. En algunos casos, se puede evaluar la posibilidad de cambiar los equipos de trabajo o las estructuras organizativas. En otros casos donde esta opción no sea posible, la solución puede depender exclusivamente de la voluntad de los trabajadores implicados para resolverlo.
  4. Negociación con las partes implicadas: Una vez que se ha elegido una solución, conviene crear un espacio de negociación (ya en conjunto las partes implicadas) para que ambas aporten nuevamente sus versiones y el mediador pueda comunicar la solución que se ha escogido en función de ello. En caso de que no estuvieran de acuerdo o no se les pueda ofrecer nada que ambas partes quieran aceptar, hay que tratar de interceder para que tengan una conversación directa entre ellos (siempre con el mediador presente) y analizar otras opciones para resolver sus diferencias. Conviene siempre tener preparado un plan alternativo en caso de que se pueda producir este rechazo a la primera solución ofrecida. Y como última opción, se puede recordar a las partes implicadas que se pueden tomar las medidas disciplinarias correspondientes si no se resuelve el conflicto.
  5. Comunicación con el resto de la plantilla: La privacidad es esencial para resolver estos conflictos. Pero siempre cabe la posibilidad de que se hayan hecho públicos o que otros trabajadores hayan podido presenciar algún tipo de enfrentamiento entre las partes. Por eso, conviene informar de la solución que se haya alcanzado una vez que se ha consensuado con los implicados. Así se podrá mantener un mejor clima laboral y se demostrará con garantías que la dirección de la empresa o los responsables se implican en el bienestar de sus empleados.
  6. Evaluación de la resolución: una vez encontrada o aplicada la solución, será necesario realizar un seguimiento y una evaluación del proceso para saber si el problema se ha resuelto completamente. A veces, una solución de compromiso consigue disipar los problemas temporalmente, pero esta fricción puede volver a surgir más adelante, por lo que conviene seguir alerta. También hay que ser consciente de que muchos problemas puede que no tengan una solución perfecta y que contente a todas las partes, pero siempre se trata de buscar el bien común tanto de la empresa como de los empleados.

¿Qué otras medidas se pueden tomar para resolver conflictos en empresas?

Las soluciones disciplinarias son un tipo de medida que solo se debe aplicar en casos en los que las soluciones discutidas hayan sido rechazadas o sea un conflicto de un carácter más grave. En este aspecto, las PYMES suelen ser más reacias a imponer sanciones disciplinarias, pero es importante dejar claro las cosas que no se toleran y actuar cuando alguien rebase estos límites. Este tipo de enfrentamientos suele sentar un precedente en la compañía y si el dueño no actúa de manera adecuada, puede provocar que ciertos comportamientos se vuelvan a producir más adelante.

Por eso, la inteligencia emocional, el liderazgo, la empatía, la comunicación, la toma de decisiones o la negociación son algunas de las soft skills o habilidades blandas necesarias para la resolución de conflictos, sobre todo cuando se gestionan equipos de trabajo.

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