Los 4 tipos de crowdfunding más habituales para financiar tu empresa

crowdfunding para tu empresa

A la hora de emprender, es muy normal no contar con todo el capital necesario para invertir en según qué ideas y qué negocios. Ante esta problemática, hace unos años surgió el sistema de crowdfunding: una herramienta básica de financiación para la gran mayoría de start-ups digitales que se han creado en las últimas décadas.

El crowdfunding es un modelo de financiación alternativo. Se aleja de otros sistemas como la financiación bancaria, los recursos propios, los inversores privados, el capital riesgo o el renting, por citar algunos de los más destacados.

¿En qué consiste el crowdfunding?

Es un modelo de financiación en masa. Es decir, diferentes personas que estén interesadas en una idea o un proyecto, aportan una cantidad monetaria en la medida que lo deseen (o que puedan). Es decir, dejan de ser un agente pasivo para convertirse en un agente activo. Como contraprestación, estos “mini” inversores, pueden recibir diferentes recompensas: participaciones en la empresa, intereses sobre el préstamo, el producto/servicio gratuitamente, etc, en función del tipo de financiación colectiva en la que participen y, por supuesto, de su aportación a la causa.

Una de las claves por las que esta estrategia tiene tanto éxito es que la financiación colectiva no se basa tanto en el rédito económico del proyecto en sí, sino en la confianza que estos micromecenas tienen en el mismo y que la aportación es mucho menor en comparación. Además, gracias a la evolución de las nuevas tecnologías e Internet, el crowdfunding es mucho más accesible a toda la población gracias a las plataformas online, que ponen en contacto los proyectos a financiar con los posibles interesados.

¿Qué tipos de crowdfunding existen?

  1. Crowdfunding de recompensa (Reward crowdfunding)
    Los micromecenas interesados en el proyecto reciben a cambio de su inversión una recompensa que va en proporción a la cantidad aportada. En la mayoría de casos, están directamente relacionadas con el proyecto (merchandising, servicios, membresías, regalos personalizados, etc…). Este tipo de financiación suele conseguir habitualmente una mayor participación de público.
  2. Crowdfunding de inversión (Equity crowdfunding)
    Esta fórmula sería la más parecida a los inversores tradicionales. Con la diferencia de reducir el riesgo al dividir la aportación en muchos pequeños inversores. Lo que se ofrece a los micromecenas que participen son, precisamente, participaciones en la empresa. Es decir acciones. Sería algo similar a las inversiones de capital de riesgo, pero con mucho menos riesgo.
  3. Crowdfunding de préstamo (CrowdLending)
    Para entendernos, sería como prestar dinero a la persona que tiene la idea o proyecto y esperar un retorno con intereses. Tal y como harían las instituciones financieras. En algunas plataformas, el micromecenas puede fijar la cantidad de dinero que presta y el interés que espera recibir. Luego será decisión del emprendedor si acepta o no la propuesta.
  4. Crowdfunding de donación (Donation crowdfunding)
    En esta fórmula, no habría ningún tipo de contraprestación para los micromecenas que decidan apostar por este proyecto. Es poco habitual, ya que solo se suele usar en iniciativas 100% solidarias o humanitarias. Y están pensados para conseguir que el proyecto pueda salir adelante sin ningún tipo de gastos por la labor que haga.

Si te has decantado por alguna de estas opciones para financiar el comienzo de tu empresa, debes tener en cuenta también que el éxito de una campaña de crowdfunding no solo depende de la promoción que hagas o el sistema que elijas, sino de la viabilidad que tenga tu proyecto. Por ello, convencer a los micromecenas y contar con una presentación del proyecto atractiva e interesante supone casi más que promover cualquier campaña.

Si quieres conocer alguna de las claves para ello o necesitas que te ayudemos a construirlo, puedes consultar estos consejos sobre presentaciones a clientes o vendedores.

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