El rendimiento digital contribuye a impulsar los negocios online
En lo últimos 20 años, decenas de miles de empresas se lanzaron a Internet con sitios que deberían ser la cara de la marca para el mundo. Aunque sobre finales de los años ‘90 sólo bastaba estar en la red para ser encontrado, hoy en día esa realidad es muy diferente. Ya no es admisible tener un sitio si no se sabe cómo atraer, mantener y fidelizar al cliente, y en varias plataformas. Así mismo, ampliar el rendimiento digital pasó a ser una necesidad para que las empresas impulsen sus negocios. Las ventas online, ya sea de forma directa -entregando un producto o vendiendo un servicio al consumidor-, o indirecta, a través de la publicidad, también se han transformado, en muchos casos, en la principal fuente de recursos de las empresas, en especial de las startups de tecnologías. Por eso, estar preparado para presentar buenos resultados debe ser parte del plan estratégico de cada empresario. El rendimiento digital debe ser una preocupación tanto para el pequeño empresario como para la gran empresa.
La agencia de marketing digital iProspect ejemplifica esta cuestión a través del caso Fiat, una de las gigantes del rubro automovilístico. “Hace unos años, el desafío fue aumentar el compromiso del público-objetivo con el sitio a través de la funcionalidad “construya su auto”. Después de un tiempo, la empresa llegó a 1 millón de automóviles construidos vía Internet, de los cuales el 37% eran resultado de visitas resultantes de la búsqueda orgánica. Potencializado por el Proyecto Natural Search (SEO), el tráfico orgánico total de Fiat creció un 15% y el compromiso, un 41%”.
Rendimiento digital: definiendo las estrategias
Cuando se habla de rendimiento digital, vale aquello de que “lo que sirve para una empresa puede no ser exactamente lo que va a funcionar en otra, aún cuando los resultados deseados sean similares”. Por tanto, un estudio detallado del mercado es el primer paso para identificar lo que debe atacarse en primer término en cada caso específico. En el caso de una startup, por ejemplo, la creación de un producto innovador exigirá estrategias más agresivas para que ese producto sea conocido más rápidamente. Apostar a que simplemente se encontrará el producto en los buscadores digitales es contar con demasiada suerte.
Hace algunos años, la principal apuesta de los sitios para generar ingresos por publicidad era el CPC o Costo Por Clic. Cuantos más internautas clicaran en las páginas del sitio, mayor era el valor de aquella marca. Poco a poco, sin embargo, se fue migrando hacia el CPA (Costo por Adquisición), en el que el anunciante sólo paga por la venta generada/negocio cerrado a partir del sitio donde se originó el clic. Para determinados modelos de negocios, lo que definirá el mejor formato es el mercado en que esté inserto. Por eso, la medición del rendimiento digital dependerá de un estudio profundo del escenario en que la empresa se encuentre.
Rendimiento digital: la disminución de los riesgos
La frase “Yo sé que la mitad del dinero que invertí en publicidad fue desperdiciada. Sólo que no sé cuál mitad” se atribuye al americano John Wanamaker (1838-1922). Actualmente, con un análisis profundo de las medidas disponibles en los modelos actuales de negocios, ya es posible prácticamente eliminar los riesgos de invertir en publicidad en los sitios.
Quien anuncia ya tiene en sus manos una serie de datos que ayudan a hacer marketing cada vez más focalizado en el público-objetivo de la empresa. El rendimiento digital puede medirse y monitorearse a diario, y nuevas estrategias pueden trazarse durante el recorrido, disminuyendo las pérdidas y maximizando las ganancias.
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