Conoce a Uber y comprende la polémica sobre la startup

La industria automotriz pasa por una revolución después del surgimiento de Uber. Foto: Uber

Al acceder a la aplicación y solicitar un servicio, el usuario de Uber es recibido, pocos minutos después, por un conductor particular de turno, que abre la puerta de un auto sedan negro – de lujo, si prefieres así- y te conduce al destino deseado. Con un valor estimado en 40 billones de dólares, la startup creada en 2009 pretende revolucionar la industria automotriz. Para esto, no obstante, será necesario superar las batallas judiciales que enfrenta a nivel mundial.

Uber promete sustituir el automóvil particular

Creada en San Francisco, Estados Unidos, para ofrecer un servicio de lujo a los interesados en dar un paseo con un chofer particular con gran estilo, la startup creció, adaptó la actuación y ganó el mundo: actualmente está presente en 54 países.

En América Latina, Uber actúa en diez ciudades de cinco países:

  • Brasil: Belo Horizonte, Brasilia, Rio de Janeiro y San Pablo
  • Chile: Santiago
  • Colombia: Bogotá, Cali y Medellín
  • Panamá: Panamá
  • Perú: Lima.

En entrevista para DealBook, de The New York Times, el CEO de la empresa, Travis Klanick, manifestó la pretensión de, en el futuro, convertir en obsoletos los automóviles particulares.


“Millones de personas quizás decidan que no necesitan más de automóvil particular, ya que usar Uber será más económico que adquirir y mantener el automóvil propio”, proyectó.

Esto se debe a que actualmente, la startup experimenta una diversificación aún mayor de la operación: además de paseos pagos en vehículos cómodos con choferes particulares, también ofrece servicios diversos, desde entrega de paquetes y documentos hasta transporte de productos para mascotas.

Polémicas judiciales envuelven la expansión mundial de Uber

Básicamente, el servicio original funciona de la siguiente manera: el usuario solicita un viaje y es atendido por un chofer en pocos minutos, con un precio de recorrido previamente estipulado por la aplicación. El pago se realiza por medio de tarjeta de crédito, que queda registrada en la aplicación. Uber retiene un 20% del total, mientras el resto es para el chofer.

El costo para el usuario tiende a ser más costoso del que cobran los taxis –aunque, en algunos países es más económico-, pero la diferencia, según la empresa, está en la comodidad, la seguridad, el confort y el lujo que ofrece el servicio.

La gran polémica está relacionada con el hecho de que la operación no es registrada por las autoridades de transporte locales, ni paga impuestos para el gobierno. Por eso, la empresa estaría actuando de manera ilegal al cobrar por viajes sin tener la licencia apropiada.

Son varios los países donde la startup enfrenta problemas judiciales y reclamos de taxistas. Nueva York, Londres, Paris, Berlín, Madrid, Barcelona y San Pablo, por ejemplo, ya vieron afectado el tránsito por protestas de esta clase. Aunque la empresa consigue mantenerse en actividad y cada vez más inversionistas, no será fácil superar las barreras legales –y sociales- impuestas por la comunidad internacional.

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