¿Cobro amigable o judicial? Descubre cómo tratar con el incumplimiento
El consumidor se interesó por el producto o el servicio, pidió información, negoció y, finalmente, realizó la compra. Todo parece estar bien, hasta que el dinero prometido no entra en la cuenta y sientes que fuiste víctima del incumplimiento. Y ahora, ¿cómo haces el cobro de tu dinero?
La decisión de realizar un abordaje personal o recurrir a la esfera judicial puede tomar mucho tiempo y confundir al pequeño empresario, que no dispone de gran respaldo financiero, administrativo y judicial. Continúa la lectura y descubre cuál es la mejor alternativa para tu caso.
El incumplimiento perjudica la salud financiera
Especialmente dañino para las pequeñas empresas, el incumplimiento puede transformarse en la mecha de una crisis financiera. Cuando hay un desfalco en el flujo de caja, recurrir a préstamos o a financiaciones para cubrir los gastos relacionados con la entrega del producto o del servicio, puede ser la única opción del empresario.
Con la estructura financiera más frágil, el beneficio reducido y la cartelera de clientes menos diversificada, los pequeños empresarios necesitan armarse de medidas preventivas para evitar este perjuicio.
Las medidas preventivas pueden ser la solución
Algunas medidas de prevención pueden disminuir el riesgo de este perjuicio. Entre las principales alternativas, están:
Adelanto
En un artículo publicado en el portal americano Inc, la consultora empresarial, Margaret Heffernan, explica que el adelanto es una forma de proteger a las pequeñas empresas y establecer un vínculo previo con el cliente. “Muchas compañías que comienzan se resisten a pedir un adelanto por temor a que eso revele su poco tiempo de vida. Pero, si estás comenzando, la mejor alternativa es ser honesto y conquistar la confianza del consumidor”, añade.
Solicitar un adelanto del 25% sobre el valor acostumbra a ser suficiente para prevenir deficiencias y establecer una relación de confianza con el cliente.
Investiga la reputación
Antes de cerrar un negocio, busca información sobre el cliente en los medios comunes, consulta el crédito y el histórico de cheques. Si es posible, recurre a las redes sociales y entra en contacto con otros proveedores para conocer las referencias de quienes ya han trabajado con tu cliente.
Premia a los buenos clientes
Ofrecer premios y descuentos a quienes pagan al día puede ser una buena alternativa para motivar a los clientes y prevenir el riesgo de incumplimiento. Cuotas más flexibles y bonos en programas de fidelidad, son algunas de las opciones.
Trabaja con contratos
En el mundo de los negocios, confiar ciegamente en la palabra de los otros puede salir caro. Establece contratos que rijan cualquier relación comercial con los clientes, estipulando cláusulas claras y objetivas para el caso del cobro. Los derechos y obligaciones de las partes involucradas también deben ser descritos. Si tienes alguna dificultad, tal vez sea el momento de buscar una asesoría jurídica.
Cuándo recurrir al cobro amigable
En general, el cobro amigable es el primer paso para reivindicar el valor que se adeuda. Adoptar una estrategia agresiva al inicio de las relaciones puede crear fricciones con los clientes, que se deben evitar.
Conversar por teléfono y enviar un email acerca del cobro tal vez sea la mejor solución cuando conoces a la persona con quien estás tratando, ya que el abordaje personal y directo acostumbra a ser ignorado.
El principal riesgo de este abordaje es si el cliente no toma en serio tus exigencias, asumiendo que tu no insistes en recibir el dinero o no necesitas de él, lo que sucede con más frecuencia cuando los valores negociados son menores. Por eso, no dejes de grabar las llamadas y de mantener copias de los correos archivados, como garantía para futuros problemas judiciales.
Cuando el cobro amigable no surte efecto, el cheque no llega, el dinero no es depositado y te sientes ignorado, es el momento de recurrir a la justicia o a medidas más agresivas.
El cobro judicial como última salida
Considerada la última alternativa, en virtud de que el dinero ya se gastó en los procesos y el tiempo fue suficiente para juzgar la causa, el cobro judicial es una manera de hacer los trámites impersonales, colocando el problema en manos de la justicia y de los abogados. Hay clientes que pagan sus deudas cuando el primer abogado llega a la puerta, pero no todos actúan de la misma manera.
Si el cobro judicial es tu mejor opción, prepárate para un proceso demorado y reúne todas las pruebas que prueben a tu favor, tu reivindicación.
De cualquier forma, la decisión por la mejor alternativa la tomarás tú, ya que nadie conoce mejor que el empresario el perfil de los clientes y las especificidades de pago. La prudencia y la planificación hacen la diferencia en este momento.
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