5 claves para incrementar el capital intelectual en las pequeñas empresas

5 claves para incrementar el capital intelectual en las pequeñas empresas

En 1995 Leif Edvinsson comenzó con la tarea de medir el capital intelectual de la compañía de servicios financieros sueca Skandia, esta acción fue el inicio de toda una investigación que lo llevaría, en colaboración con Michael S. Malone, a desarrollar el concepto de capital intelectual así como la formula para capitalizarlo.

Pero, ¿qué es el capital intelectual? El capital intelectual (CI) lo podemos definir como el conjunto de activos intangibles de una organización que, pese a no estar reflejados en los estados contables tradicionales, en la actualidad genera valor o tiene potencial de generarlo en el futuro.

Tanto Edvisson como Malone tienen muy claro que si las empresas se preocupan únicamente por la parte financiera ignorando los valores ocultos, las empresas no tienen oportunidad de sobrevivir a largo plazo. Hoy en día las corporaciones que se ocupan en desarrollar su capital intelectual tienen mayores oportunidades de incrementar su margen de utilidad y ser financieramente más estables.

Capital intelectual frente a la competitividad

En los últimos años la importancia del capital intelectual ha tomado fuerza debido a que la mayoría de las empresas se vuelven más competitivas y por ende más valiosas en el mercado, basándose en su desarrollo tecnológico, nuevas patentes e ideas innovadoras. Corporaciones como Apple no serían capaces de generar millones en ganancias si no fuese por el enorme capital intelectual que aportan sus colaboradores.

Es un hecho que en una época donde los avances tecnológicos y la innovación son una constante, los gerentes de las nuevas empresas, tienen la tarea de sacar el máximo provecho al valor oculto que se encuentra en el capital intelectual. Es en sus colaboradores donde radica este valor.  Por ello, se puede impulsar con diversos cambios dentro de la organización para incentivar el desarrollo del capital intelectual. Una vez que se deciden a apostar por el capital intelectual, los resultados que se obtiene en el corto plazo son sorprendentes.

¿Cómo incrementar el capital intelectual?

1. Dar lugar al diálogo

Generalmente en las organizaciones se acostumbra a tener extensas reuniones, donde la única persona que habla es el jefe mientras los empleados se limitan a escribir las estrategias y la manera en que se llevarán a cabo. En este tipo de reuniones o monólogos, es imposible conocer la opinión de los colaboradores. No te has puesto a pensar que en realidad son ellos quienes afrontan los conflictos día a día y tienen una idea más clara de lo que está sucediendo.

Se puede caer en el error de pensar que las cosas se están haciendo de una manera adecuada porque se está llegando al cumplimiento de las metas propuestas. Sin embargo, si se transforman esas reuniones informativas en reuniones proactivas, se obtendrán mejores resultados.

Al abrirse al diálogo, se está promoviendo el interés de los colaboradores por la compañía, y a su vez, generando en ellos la motivación para pensar en diversas maneras de solucionar un problema o de mejorar los procesos. Es en ese punto donde el capital intelectual comienza a incrementarse.

2. Invertir en capacitación

Lamentablemente, algunos empresarios ven la capacitación como un gasto, en lugar de ver las enormes ventajas que puede aportar a su empresa que sus colaboradores sean personas especializadas en sus áreas. Es importante prestar atención a los temas de los talleres o cursos, cuidar de verdad que sean relevantes y útiles para el tipo de actividad que se desarrolla en la empresa, así como a los colaboradores que participaran.

Ofrecer becas a tus colaboradores es un importante motor para generar el capital intelectual de la compañía. Cuanto mejor capacitados estén tus empleados mayor será la posibilidad de desarrollar ideas innovadoras; ideas que en el mediano plazo pueden transformarse en capital. Ten presente que la capacitación y las oportunidades de educación nunca deben ser limitadas o exclusivas para los puestos directivos o gerenciales. La empresa la hacen todos.

3. Construir espacios para la creatividad

Al referirme a espacios no hablo únicamente a los físicos. También incluyo los espacios de tiempo. Crear un espacio dentro de la empresa que estimule los sentidos de tus colaboradores ayudará a despertar en ellos nuevas ideas que pueden llegar a ser la diferenciación entre tu compañía y la competencia.

4. Promueve el trabajo grupal

De nada sirven los tres puntos anteriores si el conocimiento generado se focaliza en una sola persona o en dos. Para que los conocimientos puedan aplicarse y enriquecerse es necesario la participación de otros miembros de la empresa. Reuniones semanales o quincenales donde se tenga la oportunidad de debatir y compartir las ideas generadas, así como los diversos conocimientos, son una excelente manera de lograrlo.

Es en el intercambio de ideas donde pueden surgir mejoras en los procesos, ideas para patentes, soluciones a problemas dentro de la compañía, un mayor compromiso y sentido de pertenencia hacia la empresa, así como una mejor integración de los equipos de trabajo.

5. Aplica el conocimiento generado

Haciendo una metáfora, diremos que el espacio creativo donde se estimulan las ideas representaría la tierra; tus colaboradores son las semillas; los cursos, talleres o becas otorgadas son el abono y el Brainstorming es la cosecha. Y ahora, ¿cuál sería e siguiente paso?

El siguiente paso es decidir qué es lo que vas a hacer con todo el conocimiento generado y sobre todo cómo lo vas a aplicar. Recuerda que el conocimiento por si solo no vale nada si no se lleva a la práctica. El capital intelectual de la compañía aumenta en proporción directa a la aplicación del conocimiento. Es en este punto donde te corresponde hacer uso de tus habilidades directivas y estratégicas para comenzar a capitalizar el capital intelectual dentro de la organización.

La aplicación de estos pequeños cambios pueden hacer la gran diferencia entre el éxito y el fracaso de tu empresa.  Atrévete a salir de la zona de confort e invierte en tus colaboradores, a final de cuentas es en ellos donde radica el verdadero valor, un valor que a diferencia de tus activos fijos no se deprecia al contrario enriquece su valor día a día.

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